La presencia de cuerpos extraños en la vía respiratoria superior y en el oído constituyen un motivo frecuente de consulta urgente en pediatría, siendo importante su diagnóstico precoz para evitar complicaciones.
A nivel faríngeo, por lo general, no se produce un retraso diagnóstico por las molestias que provoca, sin embargo, a nivel nasal y/o ótico, puede ser un hallazgo incidental que ha pasado inadvertido para los padres o los cuidadores, y solo es comunicado ante la presencia de molestias o por temor a no poder extraerlo por él mismo.
La vía respiratoria superior comprende la cavidad nasal y la faringe. En Atención Primaria los intentos de remoción deben centrarse en la zona anterior nasal, las amígdalas palatinas y la base lingual.
La sintomatología que puede provocar un cuerpo extraño nasal dependerá del tamaño, de la superficie del mismo y del tiempo de evolución. Cuando el objeto introducido no es de gran tamaño y su superficie es lisa y sin aristas, la mucosa nasal soporta bien la agresión durante un tiempo, y el niño permanece asintomático hasta que comienza con rinorrea unilateral purulenta y fétida, e insuficiencia respiratoria nasal ipsilateral resistente al tratamiento médico convencional.
El diagnóstico también puede ser casual, al objetivarse en una radiografía de senos solicitada por otra razón, siempre que sea radiopaco de origen, o por el depósito de sales minerales a lo largo de los años, formando un rinolito. Sin embargo si el cuerpo extraño es de gran tamaño, irregular o irritante, se manifestará por obstrucción nasal unilateral, estornudos de repetición, prurito, escozor, secreción, que puede ser sanguinolenta, e incluso manifestarse por una epistaxis.
La sintomatología principal es el dolor faríngeo que se acentúa con la deglución (odinofagia), y cuyo inicio se relaciona con la ingesta de un alimento (pescado, pollo, pipas,etc). En los niños pequeños la ingestión puede ser accidental, y se sospechará por la presencia de sialorrea, o por la negación y/o el llanto al intentar ingerir alimentos.
Si la introducción del cuerpo extraño ha sido casual, no traumática, y no ha sido detectada por los familiares, puede permanecer tiempo sin provocar síntomas, y ser un hallazgo casual; en ocasiones puede ser diagnosticado cuando con el tiempo obstruye por completo el CAE, por el acúmulo de cerumen sobre el cuerpo extraño, provocando taponamiento ótico e hipoacusia, o bien comience con otorrea-otorragia y otalgia por inflamación del CAE, o conlleve la producción de tos por irritación de la rama auricular del vago. Los insectos vivos ocasionan síntomas muy molestos y causan dolor, picor y acúfenos; también es frecuente que su presencia lleve al niño a realizar “sacudidas” frecuentes de la cabeza.
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